de Tim Fehlbaum. Alemania, 2024. 95’.
3 de febrero de 2025. Cines Los Prados, Oviedo.
El secuestro de los deportistas israelíes cambió radicalmente los planes del equipo de televisión de la ABC que estaba retransmitiendo desde Múnich las Olimpiadas de 1972. Era la primera vez que se ofrecían imágenes en directo vía satélite, pero lo que iba a ser solo una retransmisión olímpica se convirtió en un jornada de infarto para aquellos periodistas.
La mayor parte del metraje transcurre en la sala de edición de la ABC en la villa olímpica. Y eso es lo mejor de la película. La recreación de las tecnologías televisivas predigitales, la interacción entre aquellos profesionales y las decisiones en tiempo real en que se juega bastante más que una cuota de pantalla quedan muy bien retratadas en esta historia en la que no decae el interés ni un segundo. Sin embargo, en estos tiempos de neotrumpismo rampante y de israelismo insoportable resulta un tanto disonante la evocación de aquella tragedia contada, como siempre, desde el ombligo mediático del mundo.