domingo, 22 de noviembre de 2020

One of these days

de Bastian Günther. Alemania, 2020. 120’.
22 de noviembre de 2020. 58º Festival de Cine de Gijón (sección: albar). Filmin.

Manos encima. Ese es el nombre del concurso que organiza cada año un concesionario de automóviles de Texas. Se llevará una estupenda camioneta quien aguante más tiempo sin quitar su mano de ella. Habrá veinte participantes seleccionados por sorteo entre quienes se apunten a la prueba. Así empieza una tortura que dura varios días.

La idea de la historia es muy sencilla pero el desarrollo acaba siendo mucho más interesante que el de Danzad, danzad, malditos. La necesidad y la ambición convertidas en motor de la competición. La resistencia convertida en espectáculo. Y el mérito hipostasiado aunque su contenido sea irrelevante. De esto hablan precisamente dos libros magníficos que deberían ser de lectura obligada para muchos: La tiranía del mérito de Michael Sandel y  Contra la igualdad de oportunidades de César Rendueles (Pedro Sánchez está leyendo este último y me parece estupendo). Esta magnífica película evidencia la estupidez que supone aceptar que puede tener algo que ver el merecimiento de una camioneta con aguantar más tiempo con la mano sobre ella. Frente a eso la lotería de Navidad es más bonita y más justa porque se reduce solo a un azar festivo y no presupone que quien gana algún premio lo tiene bien merecido. No como sucede con el fútbol, ese espectáculo reglado y ubicuo con efectos narcóticos. O con nuestro sistema educativo, en el que aceptamos que merecen ser médicos o estudiar matemáticas y física quienes son muy buenos haciendo análisis sintácticos de oraciones subordinadas o tienen mucha habilidad para memorizar los estándares de la historia de España. Absurdos que también alcanzan a la selección de los que serán funcionarios docentes durante cuatro décadas porque han leído bien un texto que han escrito durante un par de horas sobre un tema sorteado. One os these days es cine del bueno (también en sentido ético) que no solo pretende atraer al espectador sino hacerle pensar. Si se entiende bien, lo que plantea en esta película resuena muy oportunamente con lo que denuncian Sandel y Rendueles en sus libros (la lectura de este último es, además, una verdadera delicia).