lunes, 1 de enero de 2024

Persona

de Ingmar Bergman. Suecia, 1966. 81’.
1 de enero de 2024. Filmin. V.O.S.

Una actriz enmudece en medio de una función. Es Elisabeth y está haciendo el papel de Electra. Tras ser hospitalizada queda a cargo de Alma, una enfermera que la lleva a una casa junto al mar. Allí Elisabeth sigue sin hablar, pero Alma llena los silencios con sus confesiones más íntimas.  

Per sonare, máscara, personaje, persona. Con referencias breves, pero directas, al cine y al teatro, la película de Bergman nos propone, quizá, una reflexión sobre el silencio y la máscara, sobre el personaje y la persona, a partir de los encuentros entre una actriz silente y una cuidadora que se confiesa. Los rostros de Liv Ullmann y Bibi Andersson comparten o se alternan en cada plano en unas composiciones que, por su limpieza y expresividad casi abstracta, recuerdan a las del Ordet de Dreyer.  El personaje de Ullmann no llega a decir más que nada, mientras que el de Andersson lleva el peso de un texto en el que Bergman se asoma a los territorios femeninos de la maternidad, el sexo y el pudor. Aunque solo sea por su originalidad y elegancia formal y por la voluntad de ser refractaria a las interpretaciones simples, Persona tiene bien merecido el lugar privilegiado que ocupa en la historia del cine.