16 de noviembre de 2019. Escuela de Comercio, 57º Festival de Cine de Gijón (Sección: Rellumes). V.O.S.
Tras
el fin de una relación sentimental, Frank Veaubais quedó varado y
aislado en un pueblo de Alsacia que detestaba. Encerrado y deprimido
pasa ese tiempo viendo cientos de películas antes de volver a París. Su
voz nos cuenta en presente continuo como lo vive mientras vemos un
mosaico casi infinito de imágenes de películas que ilustran elusivamente
lo que nos va contando.
No
es un diario filmado pero sí es un diario. No son imágenes buscadas
pero sí encontradas. Es un singular ejercicio de conexión (por
asociación de ideas) entre un texto con gran valor (entre literario y de
ensayo) y unas imágenes compuestas al ritmo justo que
requiere un lector (aquí un espectador) inteligente y atento. Tiene la
brillantez de un Houllebecq que no fuera cínico, ni misántropo, ni
reaccionario, sino buena gente. O la calidad introspectiva del Manuel
Vilas de Ordesa pero con más lucidez y menos masoquismo. Y tiene
también una cualidad única: la de saber encontrar (quizá sin buscar) las
imágenes adecuadas no para cada pensamiento, sino para el fluir del
pensamiento y el de saber coserlas con la cadencia perfecta para que el
espectador las disfrute sin tregua. Me cae muy bien Frank Veaubais. Por el cine que hace, por la
forma en que piensa y por la lucidez y coherencia de lo que defiende. Ha
sido un gusto ver aquí su magnífica película. Y escucharlo después en el
estupendo coloquio que siguió a la proyección.