13 de octubre de 2019. Cines Los Prados, Oviedo. V.O.S.
Amador vuelve a la casa de su madre. Acaba de salir de la cárcel por haber provocado un incendio en su entorno lucense. Sus relaciones con la gente son mínimas, y los diálogos con su madre muy escuetos. La compañía de la perra y las tres vacas parece suficiente para este hijo y esta madre gallegos.
Lo que arde comparte con Mimosas la enorme fuerza de sus imágenes. Pero si el interés de lo que Oliver Laxe contaba en aquella película no llegué a captarlo, la contención narrativa de la que hace gala en esta historia de personajes casi silentes y ruralidad inmersiva me resulta absolutamente fascinante. Amador y Benedicta no son actores pero todo lo que hacen destila una verdad que ya quisieran alcanzar muchos profesionales. Sin ningún subrayado y sin hacer ningún juicio sobre nadie Laxe nos adentra en ese mundo radical en el que las vacas, las megamáquinas y las motosierras merodean por el bosque. También esos incendios a los que asistimos desde una cercanía que casi quema. "Si hacen sufrir es porque sufren". Se lo dice Benedicta a su hijo hablando de los eucaliptos. Pero la frase condensa muchas más cosas. También esas políticas del bosque que han podido hacer de Amador un ser más desgraciado que amable.